En cualquier iniciativa que pretenda generar inclusión económica y social, se debe partir de la identificación y la caracterización de las variables esenciales que pueden determinar la construcción de las capacidades y la configuración de las oportunidades, con las cuales se pueden facilitar el acceso de los jóvenes a los puestos de trabajo y a los emprendimientos económicos y sociales.

Claro está, la contraparte de esas variables la constituyen los factores generadores de exclusión. De acuerdo a la revisión de los estudios sobre los procesos de exclusión, se pueden identificar múltiples factores o variables que suelen generar los procesos de exclusión económica y social de jóvenes de sectores que viven en situación de vulnerabilidad. Esos factores obstaculizadores del ejercicio de los derechos económicos, conducen, entre otros, a 5 resultados que constituyen el modo de expresarse la exclusión.

A las primeras variables se les puede considerar cono las variables independientes y a las segundas como las variables dependientes. Claro está, algunas de estas últimas también generan efectos que potencian o reproducen los factores o variables independientes.

Variables dependientes

Las variables o situaciones que constituyen el resultado del comportamiento de las variables independientes, las que causan las situaciones de exclusión, siguiendo los aportes de Fernández (2014), se pueden expresar en los términos siguientes:

1. El incremento del número de jóvenes desempleados.
2. El incremento de puestos de trabajo en condiciones de informalidad y precariedad en el ejercicio de los derechos laborales.
3. El incremento del número de personas con bajos ingresos, que imponen una economía familiar de subsistencia.
4. Escaso desarrollo o inexistencia de emprendimientos económicos sostenibles.
5. Escasa o inexistente incorporación de la población a proyectos sociales de carácter educativo, sanitario, recreativo o de participación ciudadana.

De esa manera, si la exclusión a superar o mitigar está asociada a esas situaciones, entonces los efectos a generar en las intervenciones, la consecución de la inclusión económica y social, se pueden medir con las variables siguientes:

1. El número de beneficiarios que lograron acceder a puestos de trabajo estables y formales.
2. El número de beneficiarios que lograron acceder a una práctica laboral en el sector formal.
3. El número de beneficiarios que lograron poner en marcha, expandir o consolidar un emprendimiento económico de manera
estable.
4. El número de beneficiarios que lograron poner en marcha, expandir o consolidar un emprendimiento social de manera estable.
5. El número de beneficiarios que lograron elevar sus ingresos de manera estable.
6. El número de personas que lograron acceder a emprendimientos sociales de carácter educativo, sanitario, recreativo o de
participación ciudadana.

Ahora bien, no se debe perder de vista las complejidades, la naturaleza y magnitud de la problemática que se está intentando atender, lo cual exige una mayor rigurosidad en el diseño y en el monitoreo y evaluación de las intervenciones. Al respecto, veamos algunas de las características de la exclusión en América Latina.

Si bien es cierto que el desempleo y los bajos ingresos de las familias no son el origen de todas las dinámicas de la exclusión, sin embargo, la insuficiencia de recursos es un factor esencial, que unido a otros, puede arrastrar a otros ámbitos de la exclusión. (OEA, 2015; Fundación L’SPAI, 2010)

En ese sentido, en América Latina la situación de pobreza, medida por el nivel de ingreso, afecta a amplios sectores de la población. A pesar de que la pobreza en América Latina se redujo de en un 42 por ciento de la población en situación de pobreza en el año 2002, a un 24 por ciento en el año 2013, aún 142 millones de ciudadanos obtienen ingresos por debajo de la línea de pobreza y, además, para ese último año, 224 millones de personas viven en situación de vulnerabilidad económica, pues aun cuando elevaros sus ingresos, sus empleos son inestables y precarios en el cumplimiento de sus derechos laborales. PNUD, 2014; Diez y Hernández, 2014).

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