CARLOS MASCAREÑOQUINTANA
COORDINADOR NACIONAL DEL PROYECTO

                                                                                                         

  • HAY QUE TENER EN CUENTA EL CONTEXTO: DÓNDE ESTAMOS Y SUS IMPLICACIONES PARA EL DESARROLLO DE LOS MUNICIPIOS Y CIUDADES

Estamos atravesando un momento del desarrollo de la humanidad en el que los territorios, las regiones, los municipios y las ciudades requieren repensarse. La razón es tan simple como poderosa y se puede explicar en dos vertientes:

  1. Los patrones de producción de bienes y servicios que es la base para la generación de la riqueza y bienestar, se están transformando aceleradamente desde hace, al menos, cuatro décadas. A principios del siglo XX se impuso una manera de producir que fue denominado como modelo “Fordista”. Es el modelo basado en líneas de producción continuas instaladas en espacios individuales llamados fábricas.
  2. Este mismo modelo se aplicó a los servicios y, en general, determinó los tipos de trabajo, el diseño de las oficinas, la organización de las relaciones laborales y, en fin, todo aquello que estuviera encadenado al mundo de la producción de la riqueza. De este patrón surgieron las propuestas de desarrollo para las naciones, las regiones y los municipios.
  3. Por ejemplo, es importante recordar que en los años 60, 70 y 80 del siglo XX, no había alcaldes (entonces Presidentes del Consejo Municipal), concejales y funcionarios públicos relacionados con el desarrollo urbano que no tuvieran en su lista de propuestas, en primer lugar, la instalación de “Zonas industriales”. Todo el mundo quería una, bajo la creencia de que teniéndola, llegaba, automáticamente, el desarrollo al pueblo o la ciudad. Y, de esta manera, nuestras ciudades se llenaron de esos espacios en los cuales se promocionó la instalación de Unidades Fabriles y de servicios.
  4. Hoy en día, en Latinoamérica y, especialmente en Venezuela, vemos un cementerio de Zonas Industriales, llenas de galpones vacíos o mal utilizados (que era el tipo de diseño arquitectónico preferido porque se adaptaba a las Zonas).

Lo cierto es que ese era el tipo de Ideología dominante para crear desarrollo en un municipio. Es importante advertir que todavía abundan líderes locales (del mundo político, de la sociedad civil y las empresas) que siguen pensando igual y se dan a la tarea de “rescatar” las Zonas Industriales y sus galpones con el pensamiento de que atraerán a los inversionistas.

O, en todo caso, repiten las viejas ideas “Fordistas” y se las aplican a todas sus ofertas, terminando por formular planes y programas anclados a las ideas de principios del siglo XX. El resultado es desastroso: no logran alterar en nada la situación del municipio, generando una gran frustración colectiva.

  1. La otra vertiente se refiere a las transacciones humanas. Desde sus inicios, hace unos 12.000 años, la sociedad ha estado atada a un sitio producto de la aparición de la agricultura (recordemos que éramos nómadas, desde la aparición del Homo Sapiens). A partir de este cambio en las formas de vida, las interacciones entre humanos se fraguó cara-a-cara, boca-a-boca, persona-a-persona, solo comunicación presencial (hasta que se inventó el telégrafo y luego el teléfono); creación de confianza personalizada. Recordemos: son 12.000 años de tradición ¡¡.

Ambas vertientes se encuentran sometidas a una tensión y, en algunos casos, desplazamiento, producto de la disrupción tecnológica planetaria dentro de la cual vivimos ahora. Esta realidad se expresa  en dos líneas de cambio:

  1. Las formas de producción tienden a ser, predominantemente, descentralizadas. Son más eficientes y efectivas, superando la productividad que se alcanzó en el modelo “Fordista”. Cualquier producto puede ser elaborado con colaboración a distancia entre varios relacionados. Cualquier servicio puede prestarse a distancia, introduciendo cambios en los algoritmos de relación entre la unidad prestataria y el ciudadano que los usa. Ello se aplica tanto a servicios privados como a los públicos. 
  2. La otra línea es la Digitalización. La comunicación planetaria está quedando encapsulada en códigos digitalizados, cada vez más mediados por algoritmos de inteligencia artificial. No es que la comunicación personal a través del “lenguajeo”, como lo define Harari, va a desaparecer. No.
  3. Se trata de un cambio diferente: las ideas que expresamos a través del lenguaje están, progresivamente, mediadas por la codificación del mensaje, fácil, rápido, directo, estructurado, simplificado, que recorre toda nuestra existencia hoy día y que se expresa en una frase que todo el mundo maneja: cuando se pregunta por algún tema que no sabemos, la respuesta inmediata es única: ¡búscalo en Google¡.
  4. La magnitud y calado de este cambio ha llevado al neurocientífico Miguel Nicolelis a postular que “no se trata sólo de un cambio tecnológico.  Es la transición desde el cerebro analógico al cerebro digital. El cerebro está en remodelación, razón por la cual la lucha ya no es por medios físicos, sino por bits. Ya no cazamos en grupo, lo hacemos desde nuestros aparatos caza-bits en el enjambre digital”.

 

  • ¿ESE CONTEXTO TIENE QUE VER CON EL MUNICIPIO Y SU DESARROLLO? CLARO QUE SI, Y MUCHO

El municipio y las ciudades poseen tres elementos constitutivos: 1) los humanos y sus interacciones animales (emociones, necesidades); 2) el territorio y el espacio creado y 3) las reglas construidas socialmente: formas de gobierno e instituciones de convivencia, estructuras de producción y consumo; transmisión de la cultura y pautas de provisión de servicios. 

El trío de elementos está mutando. En consecuencia, no podemos seguir concibiendo el desarrollo de un territorio (sea municipio, un pueblo, la ciudad, o una región), bajo visiones desfasadas, como hemos visto. El planeta es ya predominantemente citadino; más del 65% de los humanos están en las ciudades y seremos más del 75% muy pronto. Y, el restante 25 % dependerá de las conexiones inter-ciudades. Se trata de un nuevo ecosistema en plena construcción, desconocido cuando se inició el modelo “Fordista”, hace apenas unos 100 años.

La ciudad de hoy está dando un salto cualitativo sobre la base de tres pilares:

a) El desplazamiento de los hidrocarburos. Para el 2.030 dejará de ser la energía principal y  cambiarán las formas de producción y las relaciones entre empresas;

b) La desaparición y devaluación de la mayoría de los empleos tradicionales; crecerán nuevos oficios con otros conocimientos que ponen en entredicho al sistema educativo;

c) la vida digital, que domina la escena y está desplazando el intercambio de ideas a través de medios convencionales. De los tres, la digitalización de la interacción humana se ha convertido en el factor que “jala” los cambios.

El Presidente del Tecnológico de Monterrey, Salvador Alva, sostiene que las ciudades abiertas son los “detonadores de la innovación” y este estatus altera el rol de las universidades en la educación y la vida. Vivimos un mundo sin fronteras, de hiperconexión y de conocimiento compartido. El nuevo juego se basa en la acción de una infinidad de organizaciones que distribuyen y generan confianza -una especie de descentralización de la confianza- a través de poderosas tecnologías como el Blockchain.

Por su parte, Salim Ismail, cofundador de la universidad Google-Nasa, postula que es fundamental detectar y explorar las posibilidades de las “Tecnologías Rompedoras”. La Imprenta transformó la sociedad a partir del siglo XV, pero hoy existen más de veinte tecnologías de gran calado que como la energía solar, la biotecnología CRISPR y el blockchain, son capaces de alterar las instituciones educativas, democráticas, jurídicas o de salud. Y una clave para enfrentar esa vigorosa disrupción, afirma Ismail, es el traspaso de poder a las ciudades: sólo descentralizadamente se podrá absorber este cambio.

  • LA ADOPCIÓN DE UNA VISIÓN ESTRATÉGICA COLECTIVA SOBRE EL DESARROLLO DE UN MUNICIPIO: UNA REFLEXIÓN COMPLEJA PERO INDISPENSABLE

Crear una idea colectiva sobre el desarrollo de un territorio es un proceso complejo. Durante el modelo Fordista, este esfuerzo se facilitaba toda vez que el camino asumido y aceptado fue el centralista: la visión del desarrollo de un municipio, cualquiera que fuera, era determinado desde el centro, específicamente desde el poder central.

Como hemos advertido, esta manera de hacer las cosas ha caducado. Por más poder que se tenga, no se logrará imponer un rumbo que conduzca a un territorio (un pueblo, una ciudad, un municipio o una región) a un mejor bienestar de vida. 

La idea-fuerza es la siguiente: construir visiones de desarrollo es un asunto soportado por la construcción de know-how colectivos. Es crear procesos de interacción/integración de los “segmentos del conocimiento social” en función de que la sociedad moderna es una sociedad diversa; de allí que la clave sea el acceso al conocimiento pertinente para crear capacidades para innovar y establecer bases productivas que generen riqueza y beneficios en el territorio para la sociedad local. Ya está comprobado el siguiente aserto, tan evidente como una catedral: Sin producción de riqueza colectiva, solo se distribuye la pobreza.

En ese marco, la formulación de una visión estratégica, en sí misma, no es el objetivo. El objetivo es su permanencia, su revisión y adaptación constante, el nutrirla de proyectos que vayan dándole sustancia y concretándose en logros que garanticen su permanencia. Esa visión colectiva nunca será omni-abarcante.

Siempre habrá segmentos de la sociedad local que queden fuera de la formulación misma. Sin embargo, quienes tienen la suerte de ser parte de los “formuladores”, tienen, a su vez, la obligación de ser omni-visionarios, tratando de incluir a todos aquéllos que no son incluidos, que no están presentes en esa hora. A mayor acercamiento, mayor durabilidad y representación de la visión formulada.

La visión estratégica de un territorio es una aspiración colectiva en la cual la mayoría se ve representado. Por esta poderosa razón, el método de acercamiento con los potenciales formuladores, y la creación de espacios para que esos formuladores se encuentren e intercambien ideas y aspiraciones, se convierte en piedra angular para la creación de una visión estratégica asertiva.

De allí que la identificación-selección-invitación-motivación de los elegidos, es factor central en la construcción de un sueño colectivo de territorio. Allí, el camino digital pasa a jugar un papel central.

En coherencia con el comportamiento de las sociedades contemporáneas y las transformaciones antes comentadas, formular una estrategia de desarrollo local YA NO ES un diseño cerrado elaborado por los planificadores e impuesta a la población. Es una aproximación probabilística que requiere conocimiento del territorio que se explora y, además, un dominio de las transformaciones disruptivas que inciden en él y sobre las cuales no tenemos ningún control.

De allí que es indispensable el acercamiento de personas o actores con tres sustancias no fáciles de conseguir: información pertinente sobre el territorio, apertura a y conocimiento sobre la disrupción planetaria y legitimidad de representación de intereses.

  • TENDENCIAS QUE AYUDAN A DELINEAR UNA VISIÓN TERRITORIAL EN EL MARCO DE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

Los líderes interesados y comprometidos con la construcción de un proceso de desarrollo local en su ciudad o municipio, no pueden ir al encuentro de los “segmentos del conocimiento social” en abstracto, o con la hoja en blanco.

Deben contar con una base de pensamiento que los ayude a navegar en las conversaciones que sostendrán con los interlocutores, ciudadanos del territorio, en el que ejerce o pretende ejercer su liderazgo.

Esta guía NO ES un esquema que lo resuelve todo. Son, sobre todo, argumentos sólidos para abordar la construcción de propuestas territoriales. Algunos fundamentales que tenemos a la mano son los siguientes:

  • Es necesario la promoción de una economía local innovadora adaptada a los tiempos

Jaques Attali, prominente economista argelino-francés, alerta sobre la crisis de las estructuras de producción basadas en los hidrocarburos y la denomina la decadencia de las empresas “Zombies”. La petroquímica, el plástico, la automotriz o la aeronáutica son “Zombies”: sobreviven con los subsidios pero están muertas. Hay que mirar hacia lo que está emergiendo, advierte Attalí: la “Economía de la vida”.

Es una nueva economía orientada a la alimentación, la salud, el mundo digital, la nueva educación, el disfrute, la higiene o la agricultura; todas con grandes oportunidades para el desarrollo de las ciudades y las localidades. Este movimiento tectónico está acompañado de una disrupción viral: durante la pandemia, más de 2.500 millones de humanos pasaron de la noche a la mañana a trabajar online, aprendiendo bajo presión. Todo indica que entramos en una zona de destrucción creativa tal como lo postulara el economista de la innovación Joseph Shumpeter.

Y en esa tendencia global, los proyectos de desarrollo local tienen cabida, siempre y cuando el liderazgo territorial sea capaz de comprender esta nueva realidad.

  • La integración a los mercados e intercambios mundiales desde la creación de capacidades locales

Raghuram Rajan, economista de la Universidad de Chicago,  postula que si bien las nuevas tecnologías poseen la capacidad de integrar los mercados mundiales haciéndolos más competitivos, las localidades que no sintonicen con la disrupción y emergencia de nuevos negocios, quedan profundamente afectadas.

Les impacta el cierre de empresas o la automatización y digitalización de las operaciones. Los efectos son devastadores: destrucción de empleos, devaluación de viejos oficios, deterioro de infraestructura y obsolescencia del sistema educativo. Ante el avance planetario de esta cualidad, hay que promover “Proyectos para revivir las comunidades” orientados a la capacitación y educación productiva y la infraestructura.

Los líderes locales son los que saben cómo reparar los daños y ayudar a las comunidades a enfrentar la disrupción. Son las instituciones locales, especialmente las educativas y las ciudadanas, las llamadas a promover capacidades que atenúen la devaluación de empleos. El nuevo panorama demanda un modelo para la devolución del poder a los locales, la subsidiariedad y el uso intensivo de tecnologías que les conecten con el mundo.

En esa tendencia, los líderes locales que sean capaces de formular proyectos innovadores de una nueva educación relacionada con las nuevas tecnologías, serán los que mayor contribución harán al mejor bienestar de la población de un determinado territorio.

  • El uso de masa de datos y las nuevas instituciones

La alteración disruptiva no puede manejarse con instituciones diseñadas para las ciudades del siglo XX. De allí que se demande el uso de medios de decisión que incorporen datos producidos al momento en que ocurren los cambios. Ante ello, las estructuras de las instituciones locales, en especial sus gobiernos y centros académicos, lucen desfasadas  para crear nuevos procesos de comunicación con los ciudadanos.

Existe una obligación de adoptar modelos de datos masivos (Big Data) urbanos, con los cuales las instituciones puedan comprender la dinámica de su ciudad: sus personas, empresas, edificaciones, vehículos, energía, producción y consumo.

Son modelos basados en datos abiertos, ecosistemas de datos y servicios interrelacionados producidos en colectivo y representan el desplazamiento del escritorio del planificador hacia el iphone y todo dispositivo que se mueva sobre la ciudad.

Es el paso de los registros estadísticos rígidos (Era de la planificación centralizada) a la Inteligencia Artificial que facilite la solución de problemas complejos y anticipe el riesgo (Era de la digitalización).

En esta tendencia, las sociedades y gobiernos locales tienen una ventaja evidente. Por la escala de sus territorios menores a la nación y la región, pueden promover servicios públicos y producción de riqueza basados en la interconexión ciudadana digitalizada.

Uno de los ejemplos más a la mano, que hoy es un clásico, es la prestación de servicios de transporte locales con el apoyo de plataformas electrónicas, a partir de las cuales el habitante maneje toda la información de transporte: rutas, tiempos, tarifas y todo aquello que le aporte bienestar para una mejor movilización.

Otro experimento en marcha en algunas ciudades, es la provisión de servicios de salud a distancia, bajo plataformas interactivas en las cuales se maneje la “historia de salud” del ciudadano.

Este tipo de proyectos se viene promoviendo con el concurso de universidades, empresas y gobiernos locales. Igual se puede encontrar en el campo de la educación, especialmente para la adaptación de los habitantes al manejo de nuevas tecnologías y el acceso a  herramientas de conexión global. Lo mismo sucede con el turismo local, cuya capacidad de promoción y nuevas formas de organización tienen en la digitalización una base fundamental para aumentar su productividad.

  • Sin alianzas locales no hay desarrollo posible

Ya es universalmente aceptado que los gobiernos locales solos no están en capacidad de manejar la complejidad de las sociedades, toda vez que adolecen de dos de los factores fundamentales para el desarrollo: las capacidades para producir riquezas y las propias para producir conocimiento.

En esa perspectiva, es imposible procurar gobernabilidad en un municipio, sin el concurso de los empresarios y de los centros del conocimiento, sean universidades locales, nacionales, internacionales, centros de investigación globales y todo espacio proveedor de conocimiento pertinente.

Así las cosas, son las Alianzas Público-Privadas (APP) el nuevo ecosistema que está promoviendo los acercamientos entre actores estratégicos de un territorio y de estos con otros extraterritoriales. Es un proceso inteligente de creación de confianza que le inyecta energías creativas a la vida local. Lograr las APPs exige construir espacios de innovación con el concurso de equipos entrenados para tales fines.

  • REFLEXIÓN FINAL: LA APLICABILIDAD DE LAS IDEAS ESBOZADAS A LA DINÁMICA DE UN PROYECTO ESPECÍFICO

¿Es posible que alcaldes o concejales, ocupados en su gestión diaria, participen en ejercicios de reflexión-discusión basados en los criterios y conceptos antes asomados? 

La respuesta es que no es fácil. Por ello, es indispensable identificar a líderes, con nombre y apellido, con capacidad de transmitir las ideas acerca de la construcción de una Visión estratégica para el municipio. Algunos que transmitan la “buena nueva”: “Se está promoviendo la construcción para nuestra ciudad y tenemos que prestarle atención”. Es una estrategia de difusión indirecta, en la cual se dibuja una maqueta del camino que conduciría a un mejor desarrollo del territorio. 

Igual pregunta hay que formularla respecto a los líderes de la sociedad civil, de los gremios y del empresariado. ¿Participarían estos en una reflexión-discusión como la antes señalada? Cada uno está ocupado en su quehacer cotidiano y pocos son los que miran fuera de su entorno. Y la estrategia es la misma: ¿quién o quiénes podrán interesarse en la “buena nueva”?

Abordar estos espacios cerrados es complejo. Exige de quien lo pretende habilidades de convencimiento y negociación, a la vez de comunicación de las ideas, de manera coherente y convincente. No es tarea fácil, pero hay que asumirla. El Desarrollo Local requiere de equipos locales convencidos de que la inserción de una ciudad en los cambios y lograr mejores niveles de vida es posible.

Y, conocedores de los cambios de la sociedad del conocimiento, sean capaces de animar a los líderes del territorio para asumir perspectivas de transformación inspiradas en la disrupción tecnológica planetaria en marcha, en la innovación social y productiva y en los patrones de vida que se están sucediendo a partir de la sociedad del conocimiento.

Esa complejidad es un reto. Es importante, en consecuencia, tener presente el contexto en el que nos estamos moviendo. Quienes dedicamos tiempo y energía a estas labores no tenemos capacidad de decisión en nuestras manos para imponer visiones y acciones. Pero si podemos servir de apoyo, de inductores y facilitadores al liderazgo para que transiten por un cambio de perspectiva en la manera de ver la gestión de los asuntos públicos propios de desarrollo de municipio: ayudar a que pasen del modelo “Fordista” del siglo XX, a la perspectiva de la sociedad del conocimiento y la innovación.

De esta manera, finalmente, es necesario precisar lo siguiente. No hay un solo espacio de conversación en el cual se logre la construcción de la visión. Habrá muchas conversaciones, con formatos distintos, horarios diversos, en las cuales se pueda ir convenciendo al liderazgo que otra manera de ver el desarrollo de su municipio es posible.

Solo al final de ese recorrido, que es probabilístico y abierto, se podrá intentar una síntesis de una visión estratégica del territorio, que provendrá de líderes con perfiles e intereses distintos.

En definitiva, se trata de promover proyectos que faciliten la transmisión de ideas, catalicen las posiciones sobre el municipio y promuevan los acercamientos, para convertir al desarrollo local  en un procura constante.

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